Bordalás, molesto con algunas preguntas que se le han formulado en la previa del partido contra el RCD Mallorca
F. Estellés/ @siskoestelles
Que el valencianismo está hecho un manojo de nervios es evidente. Y no porque en la rueda de prensa previa de José Bordalás al partido de este sábado en LaLiga haya mostrado a un mister incómodo, algo evasivo en sus respuestas o visiblemente preocupado. Los nervios a estas alturas del campeonato vienen porque el equipo no carbura, gracias, en parte, al desastre en la planificación deportiva, a la falta de comunicación entre el club y sus aficionados, y a que el único que da la cara cada tres días, cuando le toca, es el propio entrenador. A este respecto suscribo la opinión de mi compañero Paco Polit tras una opinión pública que he leído sobre esto mismo.
Es José Bordalás quien tiene que dar la cara y responder por los problemas en cuanto al juego que despliega su equipo, pero también responde ante las incidencias médicas -si las hay como hoy cuando se le preguntó hoy por CIllessen- en la plantilla, en algunas ocasiones sobre el descontento de la gente con la gestión de Meriton con las protestas dentro y fuera del campo, o en otros casos, siempre con educación, hasta sobre el Sursumcorda…
Y claro, cuando te juegas algo más que tres puntos a las puertas del partido más importante de la temporada cualquier pregunta mal formulada o incómoda puede ser la chispa para que explotes, sobre todo cuando hace más de nueve meses que ningún representante del club se ha manifestado públicamente, y en teoría su trabajo es entrenar y responder sobre lo que pasa única y exclusivamente en tu plantilla.
Y si, es que de nuevo hoy José Bordalás ha vuelto a dar la cara para decir que existe preocupación por la imagen mostrada tras el partido del FC Barcelona, que existe preocupación con el estado físico de José Luis Gayá que probablemente no estará mañana, «Está bastante bien, pero no sé si vamos a poder contar con él mañana», decía al respecto sobre el de Pedreguer. Que igual reaparece Gabriel Paulista y juega unos minutos tras su larga lesión, o si el partido contra el RCD Mallorca, «es un partido muy importante para ir sumando puntos y estar tranquilos en este tramo final del campeonato».
La chispa salta cuando alguien te pregunta que si conoce el diagnóstico de su equipo -obviamente lo sabe y lo ha dicho en multitud de ocasiones- pero quiere que le contesten lo que quiera, y si no es así, es irse por peteneras, (en su tercera acepción, ‘Dar una respuesta evasiva, especialmente cuando se encuentra dicha forma evasiva de responder algo irritante, desairado o criticable’), pues entonces Bordalás explota -yo también lo haría-, pese a que sea un técnico con tablas y que rara vez pierde las formas…
Y lo hace a menos de 24 horas de jugarse tres puntos importantes, y a tres días de la vuelta de la semifinal de Copa contra el Athletic Club donde el Valencia CF ha puesto todo el foco sin ponerle al entrenador las herramientas para afrontar el resto de la temporada con un mínimo de garantías ni fiabilidad para poder hacer bien su trabajo. Sirva como ejemplo que ni se trajo a un central cuajado y fiable o ni llegó al club blanquinegre un mediocentro defensivo de garantías tras la salida de Wass.
Y sí, el diagnóstico lo saben todos aquellos valencianistas que siguen al Valencia, informan sobre el Valencia y conocen la realidad paralela en la que viven los dirigentes del Valencia CF más allá del equipo. El diagnóstico no hace falta que lo diga Bordalás, lo sabe todo el valencianismo: Una defensa en cuadro toda la temporada, un centro del campo poco experimentado, una plantilla joven y un club que cuando tiene activos futbolísticos fiables y contrastados los vende o los regala. Vamos que, por poner el ejemplo más cercano, Bordalás pidió peras y le trajeron manzanas este mercado de invierno.
Luego, si eso, las preguntas se las hacemos a Peter Lim (si existe) a Anil Murthy, a Miguel Ángel Corona, o el Sursumcorda… A lo mejor sí son ellos los que se han ido por peteneras y todavía no han vuelto ni se les espera…