F. Estellés/ @siskoestelles
Una locura… Una ilusión, once años después, para una afición, la del Valencia, que viajó en masa a Sevilla en masa para animar a su Valencia en la Final de la Copa del Rey. Así, hasta casi treinta y cinco mil aficionados valencianistas se desplazaron hasta la capital hispalense, – más de diez mil sin entrada-, para apoyar a su equipo en la Final contra el FC Barcelona.
El éxodo valencianista empezó el viernes desde primeras horas de la mañana, con una Nacional III plagada de coches con aficionados que tomaban rumbo Manzanares para después dirigirse a la A-4 que llevaba a Sevilla. Son 635 kilómetros que gran parte de la afición del Valencia empezó a recorrer a lo largo del viernes, -los más previsores- y durante la madrugada del sábado 25, día de la Final.

Por la noche, el viernes, Sevilla ya era blanquinegra, con un centro tomado por la afición del Valencia. Una hinchada que tomó el centro de la ciudad del Guadalquivir y que, tras la hora de la cena, se congregó en la Calle Colón, donde más de 5.000 valencianistas tomaron la calle y los bares para cantar, bailar, y refrescarse entre ilusión, música y tracas. Bello, muy bello.
El sábado amaneció con una Sevilla repleta de valencianistas que habían llegado a lo largo de la madrugada y primeras horas de la mañana. En el punto de encuentro valencianista no faltaban ni los cánticos, ni la paellas, ni la cerveza, ni la ilusión, bajo un sol de justicia,. puesto que el termómetro marcaba 35 grados.

Tras una mañana con la marea blanquinegra tomando Sevilla, poco a poco la afición se fue acercando al Benito Villamarín para tomar el campo verdiblanco y convertirlo en un improvisado Mestalla. Familias enteras, peñas, aficionados de distintos lugares de España con el sentimiento valencianista y la ilusión de levantar la octava copa del Rey.

El himno de Valencia se cantaba en cada esquina. En cada calle de Triana se veía una senyera o una elástica blanquinegra. Sevilla era del Valencia, ante una minoría atónita de aficionados culés, que pasaban desapercibidos, con la tranquilidad de saberse campeones de Liga, y con el premio menor de la Copa. de conseguir el título, tras la depresión de Anfield, post Champions.
En el valencianismo, pura euforia. Pura vida y la ilusión de agarrarse a la posibilidad de ganar un título, el de Copa, once años después y en el año del Centenario. Sevilla es valencianista, la Copa del centenario, antes de jugarse, ya la ganó la afición del Valencia.
